UNA CASA EN LAS TERESITAS

La únicas referencias que quedan de su ubicación son los dos grandes laureles de indias, los restos de los muros y parte de los suelos de las que fueron sus estancias.

Quizás los playeros de mayor edad recuerden esta casa, ubicada frente a los que hoy son los accesos de entrada a la playa 7 y 8. Por aquella época, las Teresitas no había sufrido su transformación actual, era una playa de callaos y arena negra volcánica y sus aguas no eran calmadas como lo son ahora; experimentaban las fuertes corrientes del oceáno atlántico, al no tener el rompeolas actual.

El chalet se ubicaba en una finca de cultivos menores y árboles frutales, frente al mar, y en él sus propietarios disfrutaron de largas temporadas de paz y tranquilidad. Como escribe José Delgado Díaz en su libro "Las Teresitas, historia de una playa urbana", éstos pertenecían a la realeza europea: la Princesa Diana de Orleans, hija de los Condes de París y el Duque Karl de Würtemberg, hijo de Felipe Alberto.

 

En la desaparecida vivienda, dichos propietarios pasaron algunos días de su luna de miel en septiembre de 1960. Habían contraído matrimonio el 21 de julio del citado año, y la tranquila playa de Las Teresitas fue uno de los escenarios, casi de incógnito, de su viaje de novios por varios países. Los Duques siguieron disfrutando de la casa, y en los veranos siguientes a su matrimonio se les podía ver acompañados de sus hijos en la terraza de su chalet.

Imaginamos que la paz que se debía respirar en una casa con esa ubicación debía ser total, un hogar muy tranquilo y relajante.

Fotos: Grupo de Facebook "Fotos antiguas de Tenerife"

 

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